SILK ROAD MOUNTAIN RACE, UNA EXPERIENCIA VITAL.

Muchos la catalogan como la carrera de bici más dura del mundo, pero es mucho más que eso. 

Se trata de 1.863 km en autosuficiencia, en bicicleta, en Kirguistán, con +30.000 metros de ascenso positivo y 15 días para completarla. Si pides cualquier tipo de ayuda o la organización detecta cualquier irregularidad, quedas automáticamente descalificado.

El simple hecho de participar en la carrera, comenzar e ir viendo todo lo que ocurre y transcurre durante ella se convierte en una vivencia que nada se asemeja en nuestros estándares vitales (obviando evidentemente a todas aquellas gentes que por desgracia hayan tenido que vivir situaciones excepcionales en donde la humanidad se olvida).

Digamos que uno se transforma, se limpia, se hace mucho más sencillo, honesto, simple y esencial. Aprendes a valorar lo realmente importante de la vida y todo lo demás pasa a ser secundario. Comer, respirar, dormir, beber, sonreír, ayudar, todo esto se vive con esteroides día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto.

Una tormenta de sensaciones sin igual. Una limpieza completa de cuerpo y mente.

Un renacer de lo que es la maquina más perfecta que existe: el cuerpo humano.

¿Cómo comenzó todo?

Cuando Rodrigo (@rcarazo) hace 9 meses me comentó que había conseguido inscribirse, pero que con quien en principio iba a ir no podía, me pregunto…. le dije me diese un par de días para contestar, puesto que no sabía absolutamente nada al respecto.

Así que hice un poco de research sobre Silk Road Mountain Race (@silkroadmountainrace), vi un video espectacular en youtube de la propia organización: https://www.youtube.com/watch?v=UVwjQ_l38LY ) y le dije: Estoy dentro! Te acompaño!!

No lo pensé mucho más, ni mire mucho más en detalle lo que supondría. Es decir, hice una bilbainada en toda regla. (Los que no sepan que significa una bilbainada pueden buscarlo en internet y seguro lo encuentran) Es importante decir que yo nací donde quise, y por eso nací en Bilbao.

Fue entonces, hace 9 meses, cuando empezó la aventura puesto que no tenía nada, absolutamente nada de equipo para realizar la carrera. Por ejemplo, no tenía ni la bici adecuada.

Si quiero decir, que ya cuento con experiencia previa en pruebas de ultraresistencia y digamos que no soy novato en estas lides, para que quien este leyendo esto no piense que uno puede apuntarse así sin mas!!! (si eso llegase a pasar y fuesen aceptados, creanme que no iban a durar ni 18 horas en la competencia).

¿Qué equipo se necesita y cómo fue el entrenamiento?

Fue todo un periplo de buscar en internet (especialmente en youtube), viendo infinidad de reviews sobre bikepacking y camping ultralight.

Lo de la bicicleta fue relativamente fácil, sabía que necesitaba una bici de doble suspensión (por un tema de confort y de que técnicamente soy muy malo bajando), con un espacio en el cuadro central casi perfecto para poder poner una bolsa en el y almacenar. Dicho la cual, mi opción de bicicleta fue la Scott Spark RC PRO 2022 montada con Shimano XTR.

Todo lo relativo al equipo, haré otro blog específico hablando de eso, para aquellos que le pueda interesar y no hacer este demasiado extenso.

Bien, ya tenía la bici y podíamos salir a entrenar en montaña, aunque también alternando mucho bici de carretera.

Desde el principio, Rodrigo se encargó de organizar el calendario y sobretodo los 3 fondos madres, que consistirían en 2 días de fondo, 3 días de fondo y 4 días de fondo. Estos fondos evidentemente con condiciones que pensábamos podrían ser similares a las de la carrera, tanto en altimetría como en topografía.

Aquí probaríamos nuestra resistencia y a la vez iríamos probando el equipo en la medida de lo posible.

  • El primer fondo de dos días fue relativamente fácil, sin ningún contratiempo o comentario digno de mención.

  • El segundo fondo de tres días, las cosas comenzaron a cambiar… todo fue más o menos bien, pero recuerdo que durante varios días tenía adormecida la entrepierna… entonces pensé, vaya! esto puede ser más complicado de lo que yo pensaba, y solo han sido 3 días.

  • El tercer fondo de 4 días, no tuve mayor problema salvo que en esta ocasión no fue la entrepierna, fueron las manos las que se adormecieron y tarde varios días en recuperarme…. otra vez me preocupé. Si en cuatro días me pasa esto, que me pasara en 12 o 14 días?

Durante los entrenos normales, recuerdo que sin mayor dificultad los llevaba a cabo, fondos de un solo día de 130-140-170 km…

Digamos que esto es un resumen súper rápido de 6 meses de entrenamiento y preparación. Compra y búsqueda de equipo.

Hasta la última semana hubo cosas que resultaron fundamentales y no lo sabíamos, como fue el comprar las bolsas para la horquilla de la bici, las cuales como no podía ser de otra forma, compramos al último momento y nos fuimos a Kirguistán, sin tan siquiera probarlas porque nos llegaron unos días antes de iniciar el viaje.

Como os podéis imaginar y sin exagerar, a grandes rasgos esto fue mi preparación… No me preocupé en absoluto en analizar nada más de la carrera porque sabía que conmigo iba la mente maestra The Coastal Challenge (@thecoastalchallenge), Rodrigo Carazo Ortiz. Un hombre al que la aventura y el outdoors le entusiasma y sabía a ciencia cierta que estaba estudiando y analizando todos los detalles de la ruta, el tracking, altitudes, puntos donde abastecerse, etc… Pero sino, hubiese tenido que añadir todo esto a mi entrenamiento y preparación. Importante decir, que nos inscribimos en la categoría de parejas, ya que sino la asistencia de otra persona no estaría permitida durante la carrera.

Llegamos a Kirguistán.

Aterrizamos una semana antes del inicio de la competencia para aclimatarnos a la altura, comida y cultura dentro de lo posible.

Conocimos lugares y gente que solo eso ya mereció la pena, sin aún comenzar lo que sería SRMR2022.

Si es importante decir, para que no todo parezca tan fácil, que durante esa semana estuvimos durmiendo a +3.000 metros y probando las bicis en esas altitudes, llegando hasta los 3.600 metros. El mal de altura sabíamos que podría ser un gran problema si no nos aclimatábamos previamente.

Día de carrera:

No voy a entrar en detalles muy técnicos, ni especificaciones de la ruta porque llevaría 13 capítulos con mucho contenido, así que voy a centrarme meramente en lo más importante, lo vivido y lo sentido.

Comenzamos a las 00.00 h del 12 de Agosto desde la ciudad de Osh. Rodrigo no estaba en su mejor momento porque sufría una especie de intoxicación por comida, encontrándose muy cansado y con malestar… Así que necesitamos realizar paradas cada cierto tiempo para que durmiese e intentase reponer fuerzas. Fue un día largo, que fuimos llevando sin prisa pero sin pausa. Coincidimos con gente que nunca más volvimos a ver en toda la carrera y estábamos en la posiciones más retrasadas de la misma.

La razón de comenzar a las 00.00 h era poder llegar a “Jiptic Pass” (4.200m) antes del anochecer.

¿Qué significa eso? Que por seguridad era recomendable llegar con luz del día.

¿Qué tan peligroso tiene que ser para que la organización planee toda la competencia para “garantizarse” que la gran mayoría llegue de día? 

Yo en mi ingenuidad, pensaba que todo el recorrido debía ser pedaleable o casi. No conocía el termino “hike a bike” y creo que lo conocí de un solo golpe y con esteroides.

En el kilómetro 90 de la carrera, digamos que la topografía empieza a cambiar.

Nos encontrábamos en altitudes de +3.000 metros (habiendo empezado en +700 metros), y sabía que teníamos que llegar a 4.200 metros en el kilometro 110…. pero no veía cómo siguiendo por este camino. Pensé que hacer cumbre no era posible, que eso solo se conseguía escalando. De ninguna manera la ruta podía pasar por ahí… Pero la realidad fue otra.

Cuando llegamos a unos +3.600 metros, el camino desaparece y se convierte en un ascenso entre desprendimientos de piedras. No es ni tan siquiera caminable, debíamos empujar la bici primero y usarla como punto de apoyo para ir subiendo metro a metro, paso a paso, sin mirar atrás…

En una de las peores secciones del ascenso coincidimos con @NelsonTrees (el organizador), que estaba tratando de controlar en la medida de lo posible la desesperación de muchos de los participantes y nos pregunto: ¿cómo vais?, a lo cual recuerdo contestar: vamos bien, todo perfecto! y él contestó agobiado: perfecto no, pero es lo que hay, con mucha preocupación. (Era la primera vez que la carrera incluía Jiptic Pass dentro de su recorrido y creo que no va a volver a pasar por allí por la cara que vi en Nelson).

Vi gente llorar, vi gente gritar, vi gente reír de impotencia… Todo estaba completamente fuera de lo que la gente había preparado para la carrera, nadie vio venir algo así.

En resumen del ascenso, es que conseguimos hacer cumbre a las 20.00 h, justo con el ocaso y creo que tuve una de las mejores visuales de mi vida, a 4.200 metros de altura, cielos anaranjados y al fondo toda la Cordillera del Pamir donde se encuentra Lenin Peak (+7.134 metros).

cumbre jiptic pass hacia Lenin peak

Cumbre Jiptic Pass mirando hacia Lenin Peak.

Recordemos que durante todo el ascenso, Rodrigo siempre iba luchando con su malestar. Nos poníamos de acuerdo para que a tantos metros de altitud nos encontrásemos para seguir juntos.

Después del ascenso, empezó uno de mis peores momentos. Ya de noche y con un frío cada vez mayor, no se veía nada y la topografía que se podía intuir con la linterna no alentaba a nada bueno.  No fue como hasta los 3.600 metros donde pudimos comenzar a pedalear para ir mas rápido (para bajar 600 metros tardamos como 3 horas). Quiero recordar que todo esto era por un lugar donde no había camino, todo eran piedras sueltas, desprendidas de las cimas de la montaña, y donde gracias al tino de Rodrigo con la navegación y el GPS, avanzamos y comenzamos a adelantar gente porque no sabían por donde seguir.

Ya en este punto, mi ánimo estaba muy bajo y necesitaba descansar, quería parar en cualquier lugar para dormir, pero todavía estábamos muy alto, Rodrigo me decía que no podíamos parar ahí, que debíamos seguir. Seguimos y seguimos durante unas horas más hasta encontrar la senda de un río a unos 3.400 metros, fue ahí donde finalmente pudimos parar para acampar.

En nuestra preparación, NUNCA usamos la tienda de campaña ni el saco de dormir que habíamos comprado específicamente para esta carrera. Así que aunque había instalado la tienda en mi casa para saber cómo se hacia, llegado el momento fue como empezar de cero! Creo que tarde como 25 minutos, en algo que tardaría como 6 minutos y hubo partes que no supe montar ese primer día…

Primer día de camping (+3.400 metros).

He de decir, que soy una persona muy acostumbrada a acampar, para que la gente no piense que sin experiencia uno puede ir a esta carrera, lo único es que con esta tienda en específico no tenía experiencia de montaje alguna.

Fue el primer día de camping, exhausto pero de alguna manera feliz, porque sabía por lo que nos había dicho el organizador, que esto era lo más duro y peligroso de toda la carrera. Pude escribir a mi mujer y decirle que estaba bien, y aunque era mucho mas duro de lo que nunca imaginé, esperaba que realmente esto fuese lo más difícil, que sino no creía que la pudiese terminar. Mi ánimo en este momento no era el mejor.

A partir de ahí, todo empezó a mejorar y comenzamos a recuperar posiciones. Rodrigo ya se encontraba mejor y la topografía comenzaba a ser lo que inicialmente pensé, duro pero pedaleable.

El seguimiento de la carrera se hace por medio de un localizador GPS (obligatorio - Garmin InReach Mini 2), de manera que cuando estás en un lugar con cobertura de teléfono móvil, puedes entrar al seguimiento y ver dónde esta cada uno y su evolución en la carrera. Mi sorpresa fue que el primer día mucha gente abandonó y muchos otros no habían conseguido hacer cumbre en Jiptic y todavía estaban del otro lado de la montaña. En ese preciso momento, me di cuenta de que esta carrera era algo a lo que nunca me había enfrentado en mi vida.

Siguieron los kilómetros y los días por lugares inexplicables, donde nos mimetizamos con la realidad de un país como Kirguistán. Vacas, cabras, burros, caballos, personas, coches, todos conviviendo en una armonía caótica desconocida para mí.

Pasamos por zonas pobladas y comprobamos como los Kirguís por regla son tremendamente hospitalarios. Pero poco a poco empiezas a notar que no todos eran así. Su comportamiento era distante aún cuando tratan de ayudar. Una cultura muy diferente a la nuestra, donde la diferencia entre hombres y mujeres es muy notoria y difícil de asimilar.

Existe un gran problema de alcoholismo entre la población masculina, hombres adultos son como zombis que divagan sin rumbo, especialmente en pequeñas zonas habitadas. Es algo triste pero cierto y sobre lo cual hay que tener cuidado para no encontrarte con una situación desagradable mientras estás acampando… Siempre buscábamos lugares en resguardo para no ser vistos si teníamos duda de que alguien en algún momento podría pasar por allí.

Pamir Highway, descripción de Rodrigo Carazo en el audio.

Los kilómetros seguían pasando, la lista de participantes seguía disminuyendo y nosotros seguíamos subiendo en la clasificación. Las sensaciones eran muy buenas, la topografía y el clima nos favorecían porque el calor apremiaba y era parecido al que podíamos llegar a sentir en Guanacaste, Costa Rica.

Llegamos al PC1 ARSLANBOB, donde nos sellaron por primera vez el pasaporte!

Era el primer punto que conceptualmente reconocía con claridad dentro de mi preparación, porque lo había visto en el vídeo (el acto de sellarte el pasaporte y anotar el tiempo: 3 días, 12 horas, 56 minutos).

CP1 ARSLANBOB

Aprovechamos para comer algo y darme una ducha fría. Me duche con ropa y todo para de alguna manera intentar lavar la ropa que llevaba. Eran ya 3 días con la misma ropa (durante los entrenamientos el máximo que había estado con la misma ropa eran 4 días).

El PC (Puesto de Control), es el lugar más crítico para mucha gente puesto que es el lugar ideal para abandonar. Tienes gente de la organización y tienes parte de la logística para hacerlo con facilidad. Así las cosas, este PC1 se convirtió en otro punto discriminatorio para la clasificación, la lista siguió diminuyendo y nosotros seguimos ascendiendo. 

Del PC1 al PC2 hay como 600 kilómetros de distancia entre los cuales no habría muchos lugares donde comprar alimentos, sin apenas sombra y con muchísimo calor. Esto nuevamente seria fulminante para la mayoría.

Tal vez en este tramo fue cuando más cansado llegué a estar, especialmente una noche donde nos encontrábamos en el pueblo de Kasarman.

Llegamos entrada la noche y buscamos desesperadamente un “Guest house” para dormir y no acampar! Este día necesitábamos aprovechar que estábamos en una población con casas y podríamos encontrar donde dormir. Pero ya era muy tarde y todo estaba completo.

La dueña de un Guest house donde paramos a preguntar, nos dijo que solo habría un lugar donde encontraríamos una cama, pero que no era muy bonito… Para que te diga esto un local, os podéis hacer un poco a la idea de la calidad de referencia a la que nos enfrentábamos… El lugar era inexplicable, nos recibió el encargado fumando un cigarro, con barriga y en chanclas, diciéndonos que ok, que si podríamos dormir ahí. Afortunadamente había camas con sabanas limpias y algún participante de la carrera se encontraba ya allí descansando.

Previamente, la señora que nos ayudó sabía de la carrera y nos dijo que lo más importante es que fuésemos a comer en el único lugar donde nos podrían dar algo de cenar a esa hora. Después de cenar una sopa de fideos, volvimos al lugar donde dormiríamos. En ese momento recuerdo con claridad que cualquier minuto que gastase en otra cosa que no fuese dormir, era un minuto perdido, así que me tumbe y dormí hasta que sonó el despertador.

Ya en este momento la gente empezaba a flojear y bajar el ritmo, dejamos atrás algunos con los que rodábamos parecido y nunca más los volvimos a ver (algunos abandonaron, y otros simplemente tardaron más días en terminar).

Iniciamos el día con nuestro objetivo de terminar en 12 días, nos levantamos a las 05.30 h para comenzar a rodar a las 06.30 h tal vez... pero cuando intentamos salir del lugar donde estábamos, la puerta estaba cerrada! No podíamos salir y teníamos que esperar a que alguien viniese a abrir… Así que de ninguna manera! Buscamos como saltar por una ventana, pasar las bicis, y salir por otro lado. No estábamos dispuestos a gastar más tiempo ahí. Así de radical se vuelve la experiencia, que aunque estas en un lugar “cómodo”, sabes que no puedes perder mucho más tiempo allí.

Los días pasan, los kilómetros siguen sumando y el cuerpo empieza a cambiar.

El cuerpo es la máquina más perfecta que existe, pero la tenemos muy mal ajustada.

Nuestro día a día, nuestra vaga existencia y las comodidades que nos rodean, hacen que sea una máquina oxidada e infravalorada. Pero cuando el cuerpo y sobretodo la mente consiguen pasar el umbral del confort, del dolor, del malestar, se empieza a limpiar y fluir. El dolor desaparece y todo se optimiza. Las manos ya nunca más duelen, el consumo de agua se disminuye y la ingesta de alimento se adapta. Empieza a quemar todo aquello que le sobra y que ha estado guardando durante años. Porque es así, es como una limpieza radical y un reset completo de cuerpo y mente.

Conseguimos pasar las zonas más calurosas que para muchos fue su final, adentrándonos en los valles más espectaculares jamás vistos (Valle de Arabel). Pedaleamos durante cientos de kilómetros sin ver a nadie y sin entender muy bien cómo lugares así no son visitados por más personas.

Empezamos a ascender otra vez para ya nunca dejar los márgenes de los 2.500 - 3.000 metros de altura de manera continua hasta el final de la carrera.

Después de Arabel Pass a 3.800 metros, el camino se vuelve casi perfecto, algo inexplicable y que no se entiende, hasta que te das cuenta de que se trata de la carretera que lleva a la mina de oro más importante del país.

Este paisaje y esta travesía fue digna de cualquier escena de la guerra de las galaxias, con la mina al fondo, tal vez a 30-40km, de noche, donde se veían las mega estructuras que no paraban de trabajar y era el único punto de luz en cualquier alrededor. No me hubiese extrañado que en cualquier momento hubiese aparecido un platillo volador o similar.

Lástima que en este punto, uno no piensa en tomar fotografías, pero nunca olvidaré esa visual tan cinematográfica.

Después de llevar varios kilómetros por esa carretera, el track se desvía para buscar el descenso por medio de otros valles. Ahí fue donde decidimos acampar, porque seguir ese descenso de noche definitivamente resultaría peligroso. Fue en esta parte cuando llegó mi peor momento. No fue durante el pedaleo, sino que durmiendo.

A priori todo iría bien. Teníamos el equipo y el sleeping para esas temperaturas. Pero no pude dormir, empece a sufrir malestar, dolor en la zona lumbar, ganas de vomitar y mucho agobio.

Fue tal mi desesperación que decidí despertar a Rodrigo (quien dormía plácidamente roncando en su tienda) y decirle que me dolía mucho la zona lumbar, que me encontraba muy mal, que sí tenía algo para el dolor. Pero Rodrigo me dice: Ok, no tengo nada, así que cálmate, tienes el equipo para no congelarte, intenta dormir y mañana vemos. Y tenia razón. Estábamos en el culo del mundo, a 3.700 metros, tenía el mejor equipo posible para no pasar frío y lo único que tenia qué hacer era relajarme e intentar descansar. Afuera todo estaba congelado, nos encontrábamos a unos -8 grados centígrados.

Fue mi peor episodio sin duda, pero una vez conseguí dormir un par de horas, todos los problemas desaparecieron y nunca más volvieron.

Seguramente habéis visto un video que circuló en todas las redes sociales e incluso en las noticias, de un desprendimiento de un Glaciar en Kirguistán filmado por unos turistas. Si no lo visteis, aquí os dejo el enlace: https://youtu.be/ePfTs45L6OI

Recuerdo haber visto este video antes de la carrera, pero tampoco le hice mucho caso y evidentemente no se lo enseñé a mi mujer.

Cual sería mi sorpresa, que tras esa noche tan horrible, al día siguiente, el track de la carrera transcurre exactamente por ese mismo lugar (Valle de Juku)!! Pude ver cómo quedó el lugar después del desprendimiento y volví a ser consciente de lo insignificante que éramos ante la magnitud de todo lo que nos rodeaba y que tan rápido algo similar podría volver a ocurrir… Pero ya estando ahí, continuamos sin mirar atrás, nos maravillamos cada vez más de todo lo que estábamos viviendo y viendo, dando gracias a Dios porque nada nos estaba fallando y las fuerzas no hacían más que ir a más.

El track de la carrera discurría justo al lado del derrumbe ocurrido hace unos meses.

Después de bajar de estas altitudes, conseguimos llegar a calle asfaltada que bordeaba el Lago Issyk-Kul para encontrarnos con el PC2 ISSUK KUL: 8 días, 17 horas, 54 min, donde por primera vez empiezas a ser consciente de que vas pudiendo con la carrera, con el recorrido, con las dificultades y que cada vez estamos mas cerca de la meta.

Llegamos justo para el atardecer donde la organización estaba tomando fotos y pudieron tomarme esta instantánea.

Mucha gente aprovecha los PC para descansar y pasar noche, pero nosotros no. Como llegamos al atardecer, comimos algo, aprovechamos para ducharnos e ir al baño (un inodoro era un tesoro y os podréis imaginar por que). Seguimos nuestro camino durante un par de horas más para hacer noche a unos 2.200 metros, junto a un río. Nuestra sorpresa fue, que pese a la altura, la temperatura de esa noche fue extremadamente baja y todo se volvió a congelar. Esa noche yo no tuve ningún problema, pero Rodrigo sí, me comentó que había pasado mucho más frío de lo normal y no había podido dormir como era costumbre.

Camping en ascenso a Tossor Pass.

Subimos nuevamente a cumbres de 3.900 metros en Tossor Pass para adentrarnos de nuevo en Valle de Arabel, pero esta vez en descenso.

Curioso que aunque bajásemos, ese descenso fue el descenso con más ascenso y viento en contra que he hecho en mi vida… difícil de explicar.

Digamos que desde Tossor Pass todo va sin mayor problema hasta llegar a un punto vital en el libro de ruta, conocido como “Intersection Cafe”. Único lugar en cientos de kilómetros con un restaurante y tienda con todo lo necesario para reponer provisiones.

Aquí paramos y comimos como reyes! Arroz, huevos fritos, coca-cola… un banquete que no podíamos desaprovechar.

No sé porqué pensé que en este lugar tendrían un baño occidental, es decir, con retrete. Pensé que el lugar era lo suficientemente grande y “elegante” como para tener baños con agujeros en el suelo. Me equivoqué nuevamente. Los baños eran fosas comunes, tres agujeros distanciados unos 60 centímetros entre ellos, donde podías ponerte de cuclillas y relajar el esfínter a la vez que hacías nuevos amigos. Una experiencia que nunca olvidaré.

Después de esta intersección, vuelves a subir 4 puertos de montaña, todos ellos superando los 3.000 metros de altitud. Pero ya en este punto, nuestro cuerpo y mente estaban por encima del bien y del mal, todo era fluido y lo disfrutábamos. La altitud se volvió nuestra compañera, nuestra capacidad pulmonar y física era envidiable llegado este punto.

Después de estos puertos de montaña se llega al PC3 SON KUL: 11 días, 0 horas, 5 minutos, en el Lago Song Kul, donde llegamos entrada la noche (exactamente a las 00.00 h), con bastante frío y esta vez si, nos quedamos a dormir. Seguir no era una opción razonable.

Aprovechamos que se trataba de una campamento con Yurts al más puro estilo nómada, donde teníamos comida caliente y camas. Los PC eran lugares en donde, siempre que llegases dentro del tiempo de corte, tenías garantizado comida caliente. Pudimos descansar bien y reponer fuerzas.

Uno en su inocencia se olvida de lo que esta haciendo y llega a perder la noción. Cuando piensas que ya has pasado lo peor y ahora es un plácido paseo, de la nada, todo vuelve a complicarse.

La rivera de un río da paso a un segmento extremadamente complicado de hike a bike, con pronunciadas pendientes laterales donde un resbalón te llevará seguramente a quedar fuera de la competencia, porque algo se te va a romper, o tú o tu bici, pero algo seguro se rompe. Así de crudo diría que son estos segmentos, pero a la vez son apasionantes, hacen que tu adrenalina se dispare y consigas avanzar con suficiencia.

Desde que pasas el PC3, la única referencia clara es la meta. Y aunque nada más salir del PC3 te encuentras con un tramo muy complicado y desesperante, una vez lo pasas, todo vuelve a ser razonable y “rápido”.

Haces tus planes en base a lo que crees que va a pasar.

Llegamos al atardecer a un pequeño pueblo llamado Shamshy, tras el cual nuevamente, vendría un ascenso de 3.700 metros conocido como Shamshy Pass. Este en “teoría” es el ultimo hike a bike, el último gran reto para ya dar por terminado lo inhumano y solo continuar por un plácido paseo en descenso hasta al meta. Así que como es el último, piensas que va a ser fácil porque ya estás acostumbrado.

Con eso en mente, decidimos acampar a unos 2.500 metros para a la mañana siguiente, levantarnos con energía y lograr el ascenso lo antes posible. Esa era la idea, eso era lo que visualizábamos, todo era felicidad y alegría. En ese último camping, teníamos señal de teléfono, así que pude llamar a mi mujer y hablar con ella. Recuerdo perfectamente mi alegría, le decía con confianza: mi amor! hoy es la última noche! esto ya está conseguido! Me dormí con ese recuerdo y esa sonrisa.

Lo que ocurrió fue evidentemente muy diferente.

A las 03.00 de la mañana comenzó a llover con fuerza. Esto significaba que en la cima, sin duda alguna estaba nevando. La sonrisa desapareció y toco ponerse en marcha. Parecía que la lluvia no daba tregua, así que a las 04.00 am decidimos levantar campamento.

Nos pusimos toda la ropa de abrigo que pudimos y comenzamos a pedalear en ascenso, buscando la cima de Shamshy Pass. Pero al poco de comenzar a pedalear, nos dimos cuenta que el frío no era suficiente y tocó empezar a quitarse capas y volver a meterlas dentro de las bolsas. Cada vez era menos cuidadoso al guardar las cosas en las bolsas porque sabíamos que si teníamos suerte, seria nuestro ultimo día y poco importaba que las cosas estuviesen mojadas o mal acomodadas.

En nuestro ascenso, ya un par de horas después con los primeros rayos del sol, nos encontramos con otros participantes, volvimos a adelantar a gente y seguimos ascendiendo. Entre pasos de ríos helados y con los pies empapados, que era mucho mejor que tan siquiera plantearse caer al agua. Recuerdo todavía, como delante nuestro @pjongha perdió la estabilidad al tratar de pasar el río sin mojarse los pies, de roca en roca, y cayó al agua… no os podéis hacer una idea de la sensación que me recorrió el cuerpo en ese momento.

Tras llegar a la cima e iniciar el descenso, siguieron otra vez numerosos cruces de río, pies mojados, deslizamientos de la montaña donde no había camino... Parecía que la opción de terminar ese día no era posible hasta que de alguna manera, conseguimos salir de ahí, llegar a caminos transitables y de ahí a calle asfaltada.

La esperanza volvió y la sonrisa se dibujó nuevamente.

Todavía faltaban muchos kilómetros pero todo parecía ir sobre rieles, esta vez si! y fue así, casi hasta el final. Solo hubo un pequeño tramo un poco más técnico a nivel de navegación donde la gente estaba medio perdida (volvimos a coincidir con personas), que al ver que nosotros íbamos con un rumbo bien definido, siguiendo el track con claridad (gracias a la experiencia de Rodrigo en temas de navegación con el Garmin), decidieron pegarse y seguirnos como pudiesen.

Llegamos a un mirador donde por fin, Bishkek se veía con claridad. Descendimos hasta entrar en las calles de la ciudad, como si fuésemos emperadores romanos, fuimos paseando por la ciudad iluminada para nosotros, hasta llegar a la meta.

Llegamos a la 01.08 del Viernes 26 de Agosto de 2022, con 7 kg menos y con mucha más serenidad, humildad y sensatez de lo que significa la vida que cuando comencé.

FIN BISHKEK: 13 días, 1 hora, 08 minutos

Después de terminar permanecimos un par de días más en Bishkek mientras nos recuperábamos para luego volver a casa.

Cuando llegue a Costa Rica, mi mujer ya con seis meses de embarazo, fue a recogerme al Aeropuerto. Su luz y alegría, junto con la de nuestro hijo ya más grande dentro de su barriga, fue el mejor regalo posible.

El mejor momento fue volver a dormir con ella, en mi cama, con sabanas limpias. No se explicarlo todavía, pero ese momento, tal vez, haya sido el más feliz que recuerdo en mi vida. Dormí como nunca, con una sonrisa constante que espero nunca se me borre. Porque a veces, nos olvidamos de las cosas importantes de la vida y dejamos que las cosas insignificantes se apoderen de nuestra mente y atormenten nuestra esencia.

Me he extendido mucho más de lo que pensaba, pero quiero que sea un relato que pueda volver a leer y transportarme, que sea un relato cierto y personal.

Han sido tantas las personas, tantas las gentes que me preguntan y no sé ni por donde empezar, que este es mi ejercicio más sincero de lo vivido.

Gracias @silkroadmountainrace, @nelsontrees y todos los que hacen de esta carrera algo extraordinario.

iago Cuesta Aguirre